jueves, 29 de marzo de 2007

rumbo a saturno



ahí va otro día gris que se nos va,

esta vieja rutina nos devorará,
sería urgente desaparecer,
repostar ideas, correr

rumbo a saturno
al amanecer,
reventando reflejos de un ayer

rumbo a saturno
para no volver,
hoy estamos muy lejos,
no nos pueden ver

recreo en el país de la intuición,
saltos entre anillos hechos de algodón,
vivimos días de ficción fugaz,
de perdido brillo, de paz,

rumbo a saturno
para no volver
descolgando reflejos del ayer

en vuelo nocturno
aún podemos ver,
y seguimos jugando a desaparecer

rumbo a saturno
para no volver...

ya estamos muy lejos, no nos pueden ver,
hay estamos muy lejos, no nos pueden ver,
y seguimos jugando a desaparecer...


Los Brujos (sin ver el sol, 1998)


viernes, 23 de marzo de 2007

. . . ni yo me conozco . . .


El hombre es menos sincero cuando
habla por cuenta porpia.
Dadle una máscara y dirá la verdad.

Oscar Wilde

sábado, 17 de marzo de 2007

. . : : qué sos : : . .

[...]

el pie del niño aún no sabe que es pie,
y quiere ser mariposa o manzana.

[...]

Pablo Neruda, Al pie desde su niño

domingo, 11 de marzo de 2007

. . · · . . pautados . . · · . .

Algunos creen que para ser amigos basta con querer...

como si para estar sano bastará con desear la salud.


Aristóteles

lunes, 5 de marzo de 2007

. · . guerra en la ficción del futuro pasado . · .

-¡Mire! -exclamó Montag.

Y la guerra empezó y terminó en aquel instante.

Posteriormente, los hombres que estaban con Montag no fueron capaces de decir si en realidad habían visto algo. Quizás un leve resplandor y movimiento en el cielo. Tal vez las bombas estuviesen allí, y los reactores, veinte kilómetros, diez kilómetros, dos kilómetros cielo arriba durante un breve instante, como grano arrojado desde lo alto por la enorme mano del sembrador, y las bombas cayeron con espantosa rapidez y, sin embargo, con una repentina lentitud, sobre la ciudad que habían dejado atrás. El bombardeo había terminado para todos los fines y propósitos, así que los reactores hubieron localizado su objetivo, puesto sobre aviso a sus apuntadores a ocho mil kilómetros por hora; tan fugaz como el susurro de una guadaña, la guerra había terminado. Una vez soltadas las bombas, ya no hubo nada más. Luego, tres segundos completos, un plazo inmenso en la Historia, antes de que las bombas estallaran, las naves enemigas habían recorrido la mitad del firmamento visible, como balas en las que un salvaje quizá no creyese, porque eran invisibles; sin embargo, el corazón es destrozado de repente, el cuerpo cae despedazado y la sangre se sorprende al verse libre en el aire; el cerebro desparrama sus preciosos recuerdos y muere.

Resultaba increíble. Sólo un gesto. Montag vio el aleteo de un gran puño de metal sobre la ciudad, y conocía el aullido de los reactores que le seguirían diciendo, tras de la hazaña: Desintégrate, no dejes piedra sobre piedra, perece. Muere.

Hay un tiempo para todo. Sí. Una época para derrumbarse, una época para construir. Sí. Una hora para guardar silencio y otra para hablar. Sí, todo. Pero algo más. ¿Qué más? Algo, algo…


Fahrenheit 451, Ray Bradbury




sábado, 3 de marzo de 2007

: : puntos de vista : :



El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas,

es ojo porque
él te ve.



A. Machado

viernes, 2 de marzo de 2007

:: deberes y otros menesteres ::

- Se portan como payasos. No me disgustan los payasos a condición de que sean graciosos. Es la obligación de todo payaso.


La cuadrilla de los 11 (Ocean's eleven)

Lewis Milestone (1960)